Un arma que pasó a la Historia: el cañón de cubierta de los submarinos
Esa práctica, en los submarinos, comenzó en la IGM y se extendió hasta más allá del fin de la IIGM, y en consecuencia, la inmensa mayoría de submarinos construídos salían de los astilleros con un cañón (a veces incluso 2) sobre su cubierta. Por lo que a los submarinos españoles respecta, el “Peral” de procedencia USA, llegó a Cartagena con uno de la casa “Bethlehem Steel Co” de calibre 76 m/m, y con el tiempo se convertiría en una pieza única, pues nadie más lo montó en España.
Era éste un montaje muy peculiar pues era “retráctil”, es decir, se plegaba literalmente bajo cubierta quedando totalmente oculto. Este sistema, a pesar de ser muy novedoso, no se plagió con posterioridad en ninguna otra unidad. A este primer submarino, poco después le siguió un trío adquirido en Italia, y que constituiría la serie A, que no montaban cañón sobre cubierta, pero COCNM (factoría de Cartagena) media docena de submarinos que constituirían la serie B, que montarían un Vickers de 76,2/34 mm. y a continuación de ellos que serían la clase C, que montarían también cañones Vickers similares, pero de calibre 76,2/45 mm los C1, C2, C5 y C6, mientras los C3 y C4 lo montaban de 76,2/50 mm.
A esta docena de submarinos de construcción nacional, le seguirían otros tres más, que constituirían la siguiente serie, la D, a quienes se le instalaría un Krupp de calibre 88/45. Tras el final de la GCE causarían Alta en nuestra Armada una pareja de ex italianos, los Archímede y Torricelli, que aquí serían rebautizados como “General Mola” y “General Sanjurjo” , que traían montajes «0tto» de 100/47 mm.
A finales de los años 40 se incorporaría a la Flotilla otra unidad, el U-boat U573, rebautizado G7, que montaba el mismo que el trío de D,s y por último en Enero de 1960 llegaba a España procedente de los recién firmados Acuerdos de Cooperación y Ayuda Mutua con EE UU, el “Almirante García de los Reyes”, que traía sobre su cubierta, a popa de la vela, una impresionante pieza de 127/25 mm. Que le sería desmontada al poco de su llegada a España, corriendo 1960. Han pasado ya muchos años de la desaparición de los cañones de cubierta a bordo de los submarinos españoles, pues el resto de unidades de la serie 30 ya ninguno lo trajo y las posteriores series tampoco los montaron, pues las nuevas tácticas de guerra submarina desaconsejaron su instalación, quedando su existencia solo en la memoria de los mayores y en el emblema del Arma Submarina, que lo sigue luciendo en el distintivo reglamentario que portan los submarinistas sobre el uniforme.