GEOES 21 Cartagena 2 de Junio de 2024

Integrantes del colectivo Cartagena Ciudad Creativa, con su presidenta, Marina Muñoz

ANTONIO GIL / AGM

Camino de la reunión que tenía concertada con Marina Muñoz y sus compañeras de la asociación que preside, coincido en nuestro Paseo de Alfonso XIII con Héctor Arrasate, al que hacía años que no veía. Hicimos parada en El Quinqué y, en amena tertulia –con cañas y un aperitivo– me preguntó: «¿Conoces lo que le pasó al presidente Lincoln con un senador?».

De inmediato le respondí que no y me dijo que en la Trimilenaria se da mucho el caso del que me habló, en muchos ámbitos y no solo en los políticos.

«¿Conoces los monstruos cuellicortos de Memphis? Pues aquí existen muchos cuellos largos de Carthago, que cuando dejan el cargo pasan a ser cuellicortos». Yo le respondí que de Memphis solo sé que allí nacieron Elvis Presley y Aretha Franklin, que de ese lugar conozco sus blues y esas magníficas barbacoas que hacen. Y me explicó.

«Un senador de Estados Unidos le dijo al presidente Abraham Lincoln en aforo plenario: ‘Señor, antes de que comience,
quisiera recordarle que es usted hijo de un zapatero’. El Senado en pleno se echó a reír.

Querían humillar a Lincoln. No podían derrotarlo sino que querían humillarlo. Claro está, no resulta fácil humillar a un hombre como él. Lincoln le replicó: ‘Le agradezco infinitamente que me haya recordado a mi padre, que ha muerto. Jamás olvidaré que me lo haya recordado, porque nunca seré tan buen presidente como buen zapatero llegó a ser mi padre’. Se hizo un silencio sepulcral ante la actitud de Lincoln. Y él añadió: ‘Mi padre hizo zapatos para su familia. Si le molestan o tienen algún problema con los que usted lleva ahora mismo puestos quiero que sepa que, aunque yo no soy gran cosa como zapatero, aprendí el oficio con mi padre cuando ya era miembro del Senado. Al igual que mi padre hizo zapatos, yo me ofrezco a que, si necesita algún arreglo o alguna mejora en los suyos, siempre estaré a su disposición.

Pero tiene que tener en cuenta una cosa: que no soy tan bueno como él. Él era un artista’». 

Concluyó mi buen amigo Héctor diciéndome que da igual ser presidente de tercera clase o zapatero de primera. Que lo verdaderamente satisfactorio es disfrutar de lo que haces, poner todas tus energías en ello, no desear ser ninguna otra persona más, sino querer ser lo que eres y saber coincidir con naturaleza y sencillez en el papel que se te ha asignado en esta vida y no estar dispuesto a cambiarlo ni por ser presidente ni emperador. Ese es el auténtico poder, la auténtica riqueza.

Después de la lección, marché reflexionando al encuentro con Marina Muñoz, activista cultural, que disfruta recargando
pilas en su tierra, caminando por los montes de Cazorla, lo que le imprime gran fuerza para su trabajo y su actividad como
líder del grupo formado por cerca de veinte personas que es el colectivo Cartagena Ciudad Creativa. Con una estrategia basada en la cultural y el arte, reivindican el papel del comercio en nuestra Trimilenaria.

En el año 2019, en una exposición que realizó Clara, seis amigas decidieron darse una oportunidad al ver la similitud
de sus pensamientos. Acordaron quedar para poner ideas en común. Eran Laura, Marina, María José, Paca, Geles y Clara. Iniciaron la singladura y se unieron al Manifiesto Ciudades y Comunidades Sostenibles. Al año siguiente crearon su logotipo e imagen corporativa. Presentaron su proyecto Objetivo 11 al Ayuntamiento con muchas más mujeres adheridas al colectivo.

Con la pandemia tuvieron que ralentizar su actividad presencial pero no por ello se quedaron paradas. Las redes fueron
sus aliadas y sus ganas de trabajar no se apagaron. Al terminar el año, se constituyeron en asociación y, desde entonces,
su proyecto es imparable. Se dan cuenta de que el tejido social en Cartagena no está fragmentado sino desunido y es indispensable unirlo al comercio.

Tienen muy claro que de nada sirve guerrear con los grandes centros o las nuevas formas de comercio ‘online’, que deben ser creativas e idear nuevas alternativas. La realidad es que falta comunicación y relación entre las distintas asociaciones y
colectivos de la Trimilenaria. Es un error muy grande que constatan y quieren subsanar. Su objetivo es mantener una ciudad viva y recuperar los espacios públicos. El comercio y la cultura deben ir de la mano y crear barrio.

Infinidad de actividades El ejemplo más claro lo tenemos en el propio negocio de Marina, del que es cofundadora y trabajadora: Innovación Óptica, de la calle Juan Fernández.

En él ejerce con su título de audiología obtenido en la Universidad Europea de Madrid. Dentro de poco sumará el de histo-
riadora del arte. También es miembro de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales, Amep.

Nos faltaría muchísimo espacio para relacionar la infinidad de proyectos que han puesto en marcha. Su continua reivindicación del papel del comercio local como motor de cambio y acicate artístico y social se puede ver en iniciativas que han llevado a cabo, como la exposición ‘Musas’; la creación y maquetación de un libro de arte-poemario consistente en un opúsculo donde se refleja la pintura y poesía colectiva como herramienta de transformación social y también se reivindica la labor artística y profesional de la mujer; la mesa redonda ‘Por una ciudad sostenible’; la realización del ciclo literario ‘Gens Poética’ o la celebración del Día Mundial del Arte.

No dejan de fluir ideas en esta asociación, llegando a invitar a treinta y cuatro artistas a ilustrar botijos con sus pinturas y
cuyas ventas fueron destinadas a la asociación Quiero Crecer, que promueve la salud mental en niños y adolescentes. También realizaron un homenaje a Picasso que finalizó con la exposición ‘Picasso 360°’ en el Museo del Teatro Romano. Asimismo, celebraron los III Premios Garbancillo de Oro de Tallante, para reconocer el compromiso de personas o asociaciones por la defensa y promoción de la identidad y del territorio de la zona oeste de Cartagena.

Asimismo, llevaron a cabo la exposición ‘Pétalos’ de la artista Laura Molina, una serie de acuarelas y dibujos en distintos formatos con la naturaleza como protagonista. Esta iniciativa fue la previa a la Noche de los Museos, donde su exposición Experiencia Inmersiva ‘Constelación Creativa’ reunió a diecisiete artistas. No existe proyecto que a esta asociación se le resista.

Después del encuentro nos fuimos a disfrutar de un buen picoteo en el Kiosco del Naval en Los Juncos que empezamos con unas patatas fritas artesanales Terrer que nos transportaron a la época de la Patatera en el Puerto. Seguimos con unos rollitos de boquerón golfos, un poco picantes pero buenísimos; unas excelentes gyozas de langostino y otras de buey para continuar con un pintxo de huevo frito con trufa que estaba soberbio. Cayeron dos platos de churros de calamar, de verdadero lujo, y terminamos con el plato especial: unos sandwiches cubanos troceados que compartimos.

Todo regado con un tinto de uva monastrell de De Nariz, DO Yecla. Un buen asiático y el orujo de hierbas sirvieron para cerrar una gran jornada. Termino con esta reflexión: «Seamos siempre esencia y nunca apariencia, eso hace la diferencia».

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