Treinta años del quiosco de Los Juncos
GEOES21 Cartagena 12 de Mayo de 2024
Tomás Martínez Pagán
Periódico La Verdad de Murcia
El restaurante Airemar acogió una completa jornada gastronómica dedicada al chato murciano y a la oveja segureña
La semana pasada estuve con mi amigo Vicente Rosique, CEO de la empresa de comunicación Role Marketing, cuyo éxito reside en realizar singulares planes bien consensuados y muy bien desarrollados, en sintonía con los objetivos estratégicos de las más de cien empresas a las que presta servicio. Vicente me llamó para invitarme a participar en una jornada única y muy singular.
La jornada cumplía su décima edición y su nombre era ‘De los genes a la mesa’, que ya lo dice todo. Allí se abordó todo lo que podemos hacer nosotros para «defender lo nuestro» y, al finalizar, hubo una degustación de platos elaborados con chato murciano y oveja segureña. La jornada fue celebrada en el restaurante Airemar, situado en el kilómetro 1,5 en la autovía Murcia-San Javier, donde se puede disfrutar de la más tradicional gastronomía murciana.
El restaurante cuenta con una barra de cerca de treinta metros repleta de tapas, embutidos y carnes de todo tipo desde
pluma, secreto, churrasco… pasando por arroces, guisos, quesos y salazones. Pero donde destaca es en su producto estrella: el chato murciano y todas sus variedades.
La pasión de su propietario, Juan Martínez Antolinos, por el chato murciano hizo que, desde 1997, comenzara con la cría
y reproducción de esta raza de cerdo autóctono de nuestra Región. En dicho proyecto, al igual que en la explotación de su extraordinario restaurante, cuenta con el apoyo incondicional de su esposa Paqui y de sus hijos Juan Francisco y Loli, los cuales le han ayudado a situarlo al elevado nivel con el que cuenta en la actualidad este grupo empresarial.
En los salones de Airemar pudimos disfrutar de diversas conferencias de extraordinarios ponentes pertenecientes
al Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida). Se habló de la Asociación de Criadores de Cerdo Chato Murciano (Cachamur), de las razas porcinas, de la oveja segureña y de la evolución de las ‘foodtech’.
Al finalizar las intervenciones, llegó el momento gastronómico cuando ocho grandes cocineros de distintos restau-
rantes de toda la Región, encabezados por el chef anfitrión, Santiago Riquelme, mostraron los once platos que elaboraron para este evento, cuál de ellos mejor en presentación y sabores. Nos tocó realizar una selecta degustación, dando buena cuenta plato a plato, que fueron comentados uno a uno por todos los chefs.
Empezamos con unos aperitivos de embutido de oveja segureña de Gaia Halal Food, salchicha roja y blanca, salchichón,
chorizo y jamón. El plato estrella fue el jamón de chato murciano con noventa meses de curación, cortado de forma ex-
traordinaria. Todo un espectáculo en presentación, sabor, aroma y textura. Ahí es donde se valora lo que es ‘umami’: el jamón procedente de las abundantes perchas donde cuelgan los perniles de Airemar.
Iniciamos la comida con platos elaborados con chato murciano: Tradición con chato murciano, ‘roast beef’ de chato en
su jugo, puré de chirivía y encurtidos, oreja de chato crujiente con tartar de gamba blanca y kombucha, cocido de chato,
arroz meloso con pichote y manitas de chato.
Continuamos con platos de oveja segureña: lingote de crujiente de oveja segureña con emulsión de gribiche, ‘roast beef’
adobado y laminado con puré de berros y queso, baba ganush con chorizo, tartar de salchichón, pastela, tajine… todo de
oveja segureña. Finalizamos el festival gastronómico con una bomba de pistachos y chocolate y un paparajote de limón ‘créme’. Fue un espectáculo de postre sorpresa de Artesanos San Ramón, acompañado de buen café y un orujo de hierbas.
El ascenso de la Minera La semana ha evolucionado de bien a mejor, al igual que lo fue la semana anterior en el mundo del ‘basket’ pero, en esta ocasión, la alegría nos la ha dado el fútbol. La Deportiva Minera, club de Llano del Beal fundado en el 1927 ha conseguido, después de 97 años y en su histórico estadio Ángel Celdrán, proclamarse campeón a falta de tres jornadas y ascender a Segunda RFEF, algo que en el pueblo ha sido algo muy grande, ya que es la primera vez que se consigue este hito deportivo.
Como cada mañana y continuando con la tradición de tomar el desayuno en el Bar La Paz, donde Luis elabora, sin lu-
gar a dudas, los mejores churros de la Trimilenaria, saboreando un buen café, le di un repaso a la edición en papel de
este periódico. Hasta hace poco lo compraba en el quiosco de Soto, junto al bar, pero su jubilación le obligó a cerrarlo. En consecuencia, tuve que buscar un nuevo quiosco de prensa y lo encontré situado en la calle Juan Fernández, justo al lado del Parque de los Juncos.
Al frente del establecimiento está José Antonio Francés Carrillo, extraordinario gestor y gran relaciones públicas que,
con su trabajo arduo, su perseverancia, su dedicación al negocio y junto a su espíritu emprendedor y su sencillez, se ha
convertido en un líder excepcional, querido y respetado por todo el barrio, siendo un ejemplo de éxito. José Antonio lleva
once años como presidente del Club Atletismo Mandarache Cartagena, al que dedica todo el tiempo que le queda libre.
El pasado domingo, al ir a recoger el periódico, todo eran felicitaciones hacia José Antonio. Pregunté y me dijeron que
estaba celebrando los treinta años al frente de su quiosco. Él comenzó su carrera profesional en un comercio de prensa
y revistas ayudando a su primo. Pero decidió darle un giro a su vida profesional cambiando de actividad. Aprobó para
una plaza en la fábrica de Explosivos Río Tinto, donde su padre era encargado de producción, y allí ejerció durante
dos años. La crisis del sector de los fertilizantes y la contaminación ocasionaron una regulación de empleo en la compañía y José Antonio tuvo que dejar la empresa.
El 28 de abril de 1994 inauguró su actual quiosco, después de una ardua lucha con el Excelentísimo Ayuntamiento para obtener su licencia de apertura, en la que su padre le ayudó y mucho para conseguirlo. En estas tres décadas, José Antonio ha superado varias crisis económicas: la primera, con los arreglos de la calle Juan Fernández (dos años con la calle levantada); después, las construcción del Parque de Los Juncos que supusieron otros dos años de obras y, por último, la covid. Su constancia e ilusión le hicieron superar las adversidades.
Todos los días, a las seis y media de la mañana, abre su negocio hasta las dos del mediodía y, por las tardes, desde las cinco hasta las ocho. Con la caída de las ventas de prensa y revistas, debido a la tecnología digital, lleva dos años sin
abrir por las tardes. El quiosco de Los Juncos es uno de los puntos de venta que resisten en la Trimilenaria dando un
servicio necesario a la ciudadanía cartagenera.
A parte de celebrar el trigésimo aniversario de su negocio José Antonio también está de enhorabuena, pues en el pasa-
do mes ha celebrado su enlace matrimonial con su esposa, Rosario Gaona, que le ayuda y apoya en su día a día profesional, haciendo ambos un dúo extraordinario. Desde esta página les deseo doble felicitación por ambos acontecimientos.
Y terminó con esta reflexión: «Cuando te equivocas, todos tienen ojos para mirarte, oídos para escucharte y boca para criticarte… Pero cuando necesitas ayuda, casi todos son sordos, algunos se vuelven ciegos y a otros se les esconde la lengua para hablarte». Por desgracia, es real como la vida misma.