Diego Quevedo homenajea con una exposición de 250 fotos a los marineros que sirvieron en la Armada desde 1875 a 1950

Puede visitarse hasta el 9 de junio en la Biblioteca Regional de Murcia

Delegado de Defensa: “Merece la pena verla no solo por el valor histórico sino por conocer las costumbres de esa época”

Geoes21.-Armada.-Historia.-Jerónimo Martínez. Murcia, 25 de abril de 2024

“Mirando a la cámara” es el título de la exposición-homenaje dedicada por el historiador y marino cartagenero Diego Quevedo a la marinería de la Armada a través de la fotografía en el período comprendido entre 1875-1950, muestra que puede verse hasta el próximo 9 de junio próximo en la Biblioteca Regional de Murcia. La inauguración ha contado con la presencia del Delegado de Defensa en la Región de Murcia, Capitán de Navío Gustavo A. Gutiérrez de Rubalcava Sánchez-Ferragut y otros representantes de diversos estamentos.

La colección expuesta consta de ocho vitrinas monográficas situadas en el recorrido expositivo, según Quevedo. Así el visitante puede observar imágenes retrospectivas dedicadas a los submarinos, cruceros, destructores, personal que sirvió en Ultramar, marinería destinada en el Arsenal de Cavite y de La Habana, finalizando con un espacio reservado a los niños. En esa época, recuerda Quevedo, todo el personal que servía en la institución era forzoso. En total aparecen unas 250 piezas.

La exposición estará abierta al público hasta el día 9 de junio. El próximo destino puede ser la Comandancia Naval de Málaga, a partir de septiembre del presente año.

Por su parte, el CN-Delegado de Defensa de Murcia, Gustavo A. Gutiérrez de Rubalcava se muestra satisfecho porque la exposición “habla de la historia de las personas, de las FAS, en particular de la Armada a través de las fotografías, algunas de ellas un poco intimistas, de marineros que mandaban a sus familias cuando estaban alejados de sus casas. También pueden contemplarse fotos de barcos, de gente joven vestidos de marinero y que reflejan un poco el devenir de la sociedad española que no deja de ser las Fuerzas Armadas y en particular la Armada, una parte de ella, desde los inicios de la fotografía”.

En definitiva se trata “de un recorrido bonito de la mano de Diego Quevedo, que además, como propietario de la exposición conoce los detalles muy curiosos que nos ha dado oportunidad de conocerla. Merece la pena verla no solo por el valor histórico de las fotos sino por conocer un poco las costumbres de ese momento”, señala el marino gaditano.

En torno a la aplicación en la Región de Murcia de la denominada Cultura de la Defensa, el Delegado de Defensa afirma que “aquí en Murcia estamos muy unidos la sociedad militar y civil. Nosotros nos sentimos próximos y queridos. Creo que aquí en Murcia el aprecio e interés mútuo que nos tenemos hace que tengamos una simbiosis bastante buena. Creo que no existe ningún déficit en Cultura de Defensa y cualquier iniciativa de este tipo siempre es bien recibida. Sobre futuras actividades puedo decir que tenemos bastantes proyectos en marcha. Ya los iremos anunciando poco a poco”, concluye el Delegado de Defensa.

Comidas a besos”

En su exposición de motivos Diego Quevedo señala que “la inmensa mayoría de estas imágenes, probablemente fueron a buen seguro en su día ‘comidas a besos’ por las novias y las madres al recibirlas de su ser querido, fotos que también a buen seguro ocuparon un lugar destacado, expuestas en el domicilio al que fueron enviadas.

Muchas de ellas están dedicadas en su parte posterior, donde en algunas quedaron reflejados para siempre en bastantes casos los sentimientos más enternecedores que se podían escribir, encontrándonos con frases como “cuando esta foto hable, dejará mi corazón de quererte”, o “no te puedo asegurar que soñaré contigo, pero sí que me acostaré todas las noches pensando en ti…”, dedicatorias que a buen seguro obligaron a derramar alguna lágrima de las destinatarias de la imagen, haciendo buena la definición que entonces se hizo de la fotografía, donde se venía a afirmar que con ella “se dejaría inmortalizado un instante irrepetible, a quien el tiempo añadiría la emoción del recuerdo”.

Recuerda Quevedo que en 1866, año en el que Méndez Núñez tras la batalla de “El Callao” regresó a España convertido en un héroe, se pondría de moda en las clases pudientes el que los niños, los domingos y fiestas de guardar, salieran de paseo vestidos de marinerito, como aquellos que “habían salvado el honor de la Patria”, moda que posteriormente se extendería a los que hacían la primera comunión. En consecuencia, añade, junto con estas imágenes de marineros “de verdad”, la exposición recoge también algunos niños en cuyos gorros solían lucir una cinta -de fantasía, no reglamentaria para la marinería de la Armada- con el nombre del buque que en ese momento estaba de moda y cuyos destinatarios en la mayoría de los casos eran también mujeres, pero en este caso otras no menos especiales, las abuelas.

 

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